sábado, noviembre 29, 2008

Palabras a Muestra de poesía chilena reciente (1976-1983)

Prólogo (Muestra de poesía chilena reciente)*

Esta foto nadie la tomó, y es el último minuto para que no salga enteramente movida. Nadie tomó esta foto, porque los autores nacidos en los setenta tuvieron sus propias vías de difusión, desde seminarios universitarios a bombardeos aéreos, justo antes que los acá incluidos publicaran sus primeros libros. A esa generación tan claramente delimitada desde su enunciación por Cristián Gómez y los ensayos “Los Náufragos” de Javier Bello a mediados de los años noventa, la cual cronológicamente terminó con la precoz Damsi Figueroa (1976) y en la que se antologaron finalmente en México, Pedro Montealegre (1975) y Gustavo Barrera Calderón (1975); le siguió un silencio mediático, interrumpido por los autodenominados Novísimos, organizadores del Encuentro Poquita Fe en 2004. Como reacción a una lectura de aparente academicismo en Los Náufragos, algunos de los poetas más jóvenes se apropiaron de discursos utilizados en los años ochenta (Carmen Berenguer, Raúl Zurita), además de los visos realistas de la generación del ’87 (Sergio Parra, Víctor Hugo Díaz), matando al padre y rescatando al abuelo, por así decirlo. Pero esta nueva foto tenía más bajas que titulares, si se juzga la amplitud estética de la poesía que comenzó a publicarse y que urge presentarles.




Es el último minuto para que la foto no salga enteramente movida, porque sorprendentemente proliferan muchos poetas jóvenes en nuevas editoriales, la mayoría caseras con proyectos que mezclan poesía con plástica (Ripio Ediciones) y audio (Editorial Alquimia) o que editan plaquetas en la provincia (Editorial Fuga). He leído poemas inéditos notables por parte de Christian Aedo, César Cabello, Marco Yupanqui, Matías Cociña, Jorge Polanco y Ángel Valdebenito, los últimos tres con un primer libro publicado, pero es irresponsable antologarlos, habida cuenta de la imposibilidad de cotejar todo aquello que sigue en el ámbito privado. Seleccioné con propiedad entonces entre los textos publicados en Chile por autores nacidos entre 1976 y 1983, que llevan años circulando. El criterio de la publicación es justo, pero tendiente a la centralización. Rara vez poetas así de jóvenes publican en la provincia y si bien la mitad de los aquí incluidos nacieron en ella, la gran mayoría vive hoy en la capital. Los poetas no están ajenos a la migración económica. Saludable es, en cambio, la presencia cada vez mayor de mujeres, seis en esta muestra y muchas más fuera de ella, que casi ni requiero llamar la atención al respecto. El borde más joven de la foto está abierto y borroso, pues lo empujan Carlos Cardani (Santiago, 1985), Guido Arroyo (Valdivia, 1986) y Camilo Herrera (Santiago, 1986); que conforman hoy ambiciosas obras que van de la doxa militar a la experimentación matemática.



Antes de la avalancha entonces, cabe este recuento del recambio que la provocó. Recambio que veo comenzar claramente en “La Enfermedad del Dolor” que Alejandra González Celis publicó en 2000 por Ediciones del Temple, cuyo catálogo de poesía joven cuenta ya con veintitrés títulos. En el escenario de un hospital extrema la experiencia del encierro. Casi acordada es la arista opuesta con que comienza esta generación: la alegoría en “Teseo en el Mar Hacia Cartagena” (2001) de Marcelo Guajardo Thomas. Una escritura que continúa el trazado que Tomás Harris dejó en cuanto a reinventar la construcción épica, pero tangible, de nuestro país, desde la visión y la locura. Y esa tangibilidad la carga Carlos Soto Román como una poética propia: la de relatar los sucesos con la sequedad no de los ingleses, sino de nuestro desierto. Es poesía social y la falta de cinismo no implica falta de ironía, ni de sospecha del lenguaje. El sufrimiento personal de “La Enfermedad del Dolor” es estructural siete años después en “Haikú Minero”, el segundo libro de Soto Román. Lo publicó la editorial La Calabaza del Diablo, cuyo catálogo incluye a Raúl Hernández, Gladys González y Pablo Paredes, pero también a poetas mayores, que dan cuenta de la artificiosidad inevitable del ejercicio etáreo al que me remito. Si leer a Andrés Kalawski desde la antipoesía de Nicanor Parra es lo más obvio, esto se expande en los juegos metafísicos que plantea el autor, en un escenario dudoso como la palabra. Por eso Rosario Concha la precisa, en una poética de la contención sumamente arraigada en este país, que concluye con éxito Ernesto González Barnert. El erotismo que se descubre a sí mismo en Rosario Concha, se manifiesta en González como sensorialidad y vaticinio.



La de Claudio Gaete Briones es una poética que poco tiene que ver con las anteriores, y que suele ligarse a la que venían desarrollando los poetas de los noventa: la del merodeo, como él mismo la define. Una decantación posmoderna y necesaria al larismo que el centro espera de la poesía de provincia, y una duda menos histriónica respecto a los referentes de la vida moderna. Desde la acumulación de elementos a la Ashbery intenta una poesía total, gesto sutilmente mallarmeano que Héctor Hernández Montecinos extrema como gesto basal de su obra. Ésta es de las más influyentes actualmente al recurrir a los gestos teóricos franceses desde un escudriñamiento de los márgenes de la escritura y de lo pop. Allí Diego Ramírez mete el Canto General de Neruda al bolsillo de un pantalón ajustado, y bajo las luces de una permanente discoteca andrógina, propone una estética que rija sobre las éticas mayoritarias. También es original al respecto la propuesta de Paula Ilabaca, que reconstruye idearios a partir de la pérdida, y no sólo personal. Su preocupación por el ritmo la lleva a encabalgar ese único poema que es La Ciudad Lucía, hasta que el lenguaje termina desconfiando de sí mismo, perdido en un vaivén que también cuestiona convenciones sociales. Aunque se les suele agrupar a ellos, la obra de Felipe Ruiz y de Gladys González tiene mucho menos de derrame en su posicionamiento. Ruiz asume proyectos escriturales que van de la violencia intrafamiliar a relecturas austeras de Pound o en clave hip hop del mismo Neruda. Gladys González se apropia vehementemente de la calle, con una claridad que no necesita experimentaciones formales. La misma calle que Pablo Paredes grafitea, desde un compromiso político que da cuenta de detalles raramente retratados de los barrios chilenos.



Al igual que ellos, Raúl Hernández se formó en los talleres de Balmaceda 1215, pero descreyó de sus maestros, cultivando la mirada del flaneur, contemplando la ciudad como si fuera naturaleza. Sus poemas son breves y dejan el aire de la espontaneidad que también respira Víctor López. Su mano suelta en el tono confesional se funde con un ojo crítico y detallista, desde el que proyecta las imágenes sobre las imágenes. Marcela Parra en tanto, desconfía de las diferenciaciones, problematizándolas tanto desde el lenguaje como desde la experiencia. Historiza la violencia simbólica a través de voces distintas, de las que se apropia bajo un aparente objetivismo. Úrsula Starke utiliza una sola voz familiarizando al lector con un dolor personal, mas no unívoco, lo que la vincula a Alejandra González quien abre esta muestra. La más joven de ésta fue también la más joven en publicar, dándole otra vuelta a esa poesía puertas adentro que de algún modo es también una alegoría. Poetas que viven el Chile pluralista de discursos, pero unidireccional en acción política.


Enrique Winter,
Valparaíso, Enero 2008.



*Texto publicado en el número 13 (septiembre 2008) de la revista Viento en vela.

jueves, noviembre 27, 2008

Revista Viento en vela #13 (3er. Aniversario)




El número 13 de Viento en vela (Septiembre 2008) recoge 5 muestras de poesía latinoamericana reciente, provenientes de Argentina, Brasil, Chile, Centroamérica y Ecuador. Estas muestras fueron bautizadas de forma general como "Línea imaginaria", porque creemos que eso es lo único que divide a Nuestra América. En la portada de la publicación tenemos a Simón Bolivar como figura unificadora de nuestro continente.
Las selecciones de los poemas fueron realizadas por diferentes poetas y estudiosos de las propuestas contemporáneas de cada país, es decir, contamos con el material y la visión de gente presente en los diferentes contextos, y que, simultáneamente, comparte la idea de una tradición común. Así los encargados de cada muestra son: Francisco Garamona por Argentina, Ana Rüsche y Alberto Trejo por Brasil, Enrique Winter por Chile, Pablo Benítez por Centroamérica, y Juan José Rodríguez por Ecuador.
El objetivo de este número no es, sin embargo, realizar un censo de poetas latinoamericanos, o establecer un canon. Es simplemente una invitación a la lectura, un contacto con esta "Línea imaginaria" nos comunica y nos une íntimamente bajo el manto de la América que continúa construyéndose.
Por otra parte, con esta nueva invitación a la lectura, Viento en vela cumple 3 años de existencia, y lo celebramos con este número especial, en agradecimiento a cada uno de los autores que han aparecido en esta revista, así como a la gente cercana sin la que hubiera sido imposible cualquier pretensión de subsistir.
Por último este número está dedicado a la memoria de Alforja. revista de poesía, que este año publicó su último número. Nuestra amistad y solidaridad con el poeta José Vicente Anaya que mantuvo este maravilloso sueño durante 11 años.
CONTENIDO
  1. Editorial
  2. Eras vos. Una muestra de la nueva poesía Argentina (1974-1984). Selección y prólogo de Francisco Garamona. Autores: Laura Crespi, Alejandra Güerri, Martín Rodríguez, María Paz Levinson, Lila Jacoby, Miguel Ángel Petrecca, Gerardo Jorge, Francisco Bitar, Lorena Ferraté.
  3. Muestra de poesía chilena reciente
    (1976-1983). Selección y prólogo de Enrique Winter. Autores: Alejandra González Celis, Marcelo Guajardo Thomas, Carlos Soto Román, Andrés Kalawski, Rosario Concha, Claudio Gaete Briones, Ernesto González Barnet, Paula Ilabaca, Felipe Ruiz, Héctor Hernández Montecinos, Raúl Hernández, Marcela Parra, Gladys González, Diego Ramírez Gajardo, Víctor López, Pablo Paredes, Úrsula Starke.
  4. Entre la barbarie y el derrumbe de las esperanzas. Diez poetas centroamericanos (1973-1984). Selección y prólogo de Pablo Benítez. Autores: Javier Payeras (Guatemala), Alan Mills (Guatemala), Lya Ayla (El Salvador), Osvaldo Hernández (El Salvador), Heber Sorto (Honduras), Fabricio Estrada (Honduras), Hanzel Lacayo (Nicaragua), Francisco Ruiz Udiel (Nicaragua), Alfredo Trejos (Costa Rica), Paula Piedra (Costa Rica).
  5. Muestra de poesía ecuatoriana reciente (1973-1984). Selección de Juan José Rodríguez, prólogo de César Eduardo Carrión. Autores: Ángel Emilio Hidalgo, César Eduardo Carrión, David G. Barreto, Javier Cevallos Perugachi, Ernesto Carrión, Cristian Avecillas, Juan José Rodríguez, Fernando Escobar Paéz, Fabián Darío Mosquera.
  6. Muestra de poesía brasileña reciente (1972-1984). Selección de Ana Rüsche y Alberto Trejo. Autores: Micheliny verunschk, Fabiano Calixto, Priscila Figueredo, André Dick, Dirceu Villa, Tarso de Melo, Fabio Aristimunho, Eduardo Jorge, Lilian Aquino, Eduardo Lacerda, Elisa Andrade Buzzo, Del Candeias, Bruna Beber.

lunes, noviembre 24, 2008

¡Mi País, Oh mi País! (de Efraín Huerta)

*Efraín Huerta (Silao, Guanajuato, 1914-1982)



¡Mi País, Oh mi País!


Descenderá al sepulcro vuestra soberbia. Y echados seréis de él como troncos abominables, vestidos de muertos pasados a cuchillo, que descendieron al fondo de la sepultura. Y no seréis contados con ellos en la sepultura: porque destruisteis vuestra tierra, y arrasasteis vuestro pueblo. No será nombrada para siempre la simiente de los malignos.

Libro del profeta Isaías




Ardiente, amado, hambriento, desolado,
bello como la dura, la sagrada blasfemia;
país de oro y limosna, país y paraíso,
país-infierno, país de policías.
Largo río de llanto, ancha mar dolorosa,
república de ángeles, patria perdida.
País mío, nuestro, de todos y de nadie.
Adoro tu miseria de templo demolido
y la montaña de silencio que te mata.
Veo correr noches, morir los días, agonizar las tardes.
Morirse todo de terror y de angustia.
Porque ha vuelto a correr la sangre de los buenos
y las cárceles y las prisiones militares son para ellos.
Porque la sombra de los malignos es espesa y amarga
y hay miedo en los ojos y nadie habla
y nadie escribe y nadie quiere saber nada de nada,
porque el plomo de la mentira cae, hirviendo,
sobre el cuerpo del pueblo perseguido.
Porque hay engaño y miseria
y el territorio es un áspero edén de muerte cuartelaria.
Porque al granadero lo visten'
de azul de funeraria y lo arrojan
lleno de asco y alcohol
contra el maestro, el petrolero, el ferroviario,
y así mutilan la esperanza
y le cortan el corazón y la palabra al hombre―
­y la voz oficial, agria de hipocresía,
proclama que primero es el orden
y la sucia consigna la repiten
los micos de la Prensa,
los perros voz-de-su-amo de la televisión,
el asno en su curul,
el león y el rotario,
las secretarias y ujieres del Procurador
y el poeta callado en su muro de adobe,
mientras la dulce patria temblorosa
cae vencida en la calle y en la fabrica.
Este es el panorama:
Botas, culatas, bayonetas, gases ...
¡Viva la libertad!

Buenavista, Nonoalco, Pantaco, Veracruz…
todo el país amortajado, todo,
todo el país envilecido,
todo eso, hermanos míos,
¿no vale mil millones de dólares en préstamo?
¡Gracias, Becerro de oro! ¡Gracias, FBI!
¡Gracias, mil gracias, Dear Mister President!
Gracias, honorables banqueros, honestos industriales,
generosos monopolistas, dulces especuladores;
gracias, laboriosos latifundistas,
mil veces gracias, gloriosos vendepatrias,
gracias, gente de orden.
Demos gracias a todos
y rompamos
con un coro solemne de gracia y gratitud
el silencio espectral que todo lo mancilla.
¡Oh país mexicano, país mío y de nadie!
Pobre país de pobres. Pobre país de ricos.
¡Siempre más y más pobres!
¡Siempre menos, es cierto,
pero siempre más ricos!
Amoroso, anhelado, miserable, opulento,
país que no contesta, país de duelo.
Un niño que interroga parece un niño muerto.
Luego la madre pregunta por su hijo
y la respuesta es un mandato de aprehensión.
En los periódicos vemos bellas fotografías
de mujeres apaleadas y hombres nacidos en México
que sangran y su sangre
es la sangre de nuestra maldita conciencia
y de nuestra cobardía.
Y no hay respuesta nunca para nadie
porque todo se ha hundido en un dorado mar de
dólares
y la patria deja de serlo
y la gente sueña en conjuras y conspiraciones
y la verdad es un sepulcro.
La verdad la detentan los secuestradores,
la verdad es el fantasma podrido de MacCarthy
y la jauría de turbios, torpes y mariguanos inquisidores
de huaraches;
la verdad está en los asquerosos hocicos de los cazadores
de brujas.

¡La grande y pura verdad patria la poseen,
oh país, país mío, los esbirros,
los soldadones, los delatores y los espías!
No, no, no. La verdad no es la dulce espiga
sino el nauseabundo coctel de barras y de estrellas.
La verdad, entonces, es una democracia nazi
en la que todo sufre, suda y se avergüenza.
Porque mañana, hoy mismo,
el padre denunciará al hijo
y el hijo denunciará a su padre y a sus hermanos.
Porque pensar que algo no es cierto
o que un boletín del gobierno
puede ser falso
querrá decir que uno es comunista
y entonces vendrán las botas de la Gestapo criolla,
vendrán los gases, los insultos,
las vejaciones y las calumnias
y todos dejaremos de ser menos que polvo,
mucho menos que aire o que ceniza,
porque todos habremos descendido
al fondo de la nada,
muertos sin ataúd,
soñando el sueño inmenso
de una patria sin crímenes,
y arderemos, impíos y despiadados,
tal vez rodeados de banderas y laureles,
tal vez, lo más seguro,
bajo la negra niebla
de las más negras maldiciones…
*Poema publicado en el número 12 (junio 2008) de Viento en vela.

domingo, noviembre 23, 2008

El Retorno (de Miguel Guardia)

*Miguel Guardia (Ciudad de México, 1924-1983)


El Retorno*



Hoy para hablarte me he quedado solo;
cerré para estar solo todas las ventanas,
el ojo alegre de las cerraduras
y los libros y las puertas. Y todo lo he cerrado.

Nomás los labios no, ni estas atormentadas
palabras que irán naciendo de mis labios a oscuras.

Es muy verdad que yo hubiera querido hablarte,
como antaño, del amor y las cosas que nos unen;
hubiera querido decirte largamente
que te quiero, que me gusta que me sigan tus ojos,
que no hay suavidad como la de tus manos,
pero hace afuera un aire erizado de gritos,
¿comprendes?,
pero algo trágico está sucediendo allá afuera,
y yo no lo sabía.

Mira: sólo el amor no basta;
tampoco basta con querer que nuestros hijos
sean los más hermosos o los más inteligentes,
porque ahora sé que en ellos le daremos al mundo,
únicamente, más carne para el dolor,
otro recinto de amarguras,
otra enturbiada fuente de lamentos;
ni siquiera bastaría que tú y yo y nuestros hijos
fuéramos a detener a todos los que pasan,
para preguntarles, con un gesto amistoso,
por qué están desesperados, por qué gritan así,
por qué llevan la vida como la más estúpida,
la más innoble o la más feroz de las tareas.

Nadie me escucharía, ¿sabes?,
creo que nadie nos escucharía.
Y tendrías también que sentir lo que yo, ahora:
aquí encerrado tengo la certeza
de que si cogiera el teléfono y llamara,
y llamara, y llamara hasta morir de sed y hambre,
todos los números contestarían ocupados.

Podría también abrir las ventanas y gritar;
gritar por la mañana, por la tarde, por la noche;
aullar, gritar hasta que todo el mundo se despertara
destrozarme gritando y gritarles y gritarles.
Pero para hacer eso es necesario ser heroico,
y yo no soy más que un hombre con el corazón desgarrado
y convencido de que ya no existen los héroes,
de que nadie mueve un dedo para salvar a nadie:
todos están cuidando sus pedazos de pan duro,
cepillando con agua su único traje
para evitar que se vea pardo,
pensando en una hermosa mujer que se entregara gratis.

Los héroes…
(Cuando llegues a estas dos últimas palabras,
los héroes,
te ruego que las digas con una voz cuidadosa,
como si anunciaras a alguien la muerte de sus
padres.)

Ya no hay héroes, ¿me oyes?, ya no hay héroes:
todos asisten diariamente a una oficina
y son buenos empleados y trabajadores;
todos están casados y tienen hijos innumerables,
y acostumbran hacer un paseo dominical,
provistos de bolsas en las que hay tortas y refrescos.

Corren un poco entonces y golpean una pelota
o tratan de subirse a un árbol inclinado y pequeño
para demostrarse que aún siguen siendo los mismos.
Luego comen, hablan sabiamente del aire puro,
satisfechos de su existencia reposada y cómoda,
y regresan a sus casas y se duermen tranquilos,
tras de poner su dentadura en un vaso con agua.
Y yo no sabía nada de esto y estaba mudo,
y me levantaba contento en las mañanas
y hablaba de amor y de nostalgia, como lo más hermoso
y lo más terrible que puede sucederle a un hombre.

Se aprenden, sin embargo, palabras oscuras,
y cambian de sentido nuestras viejas palabras.
Si ellos quisieran mirar a su alrededor,
si ellos quisieran mirar a su alrededor, y ver,
y si ellos vieran que el mundo ya no es sencillo,
si por lo menos sintieran algo del dolor del mundo,
si se conmovieran, por lo menos, con un verso sencillo,
si un odio simple les partiera el alma,
si por lo menos lloraran con un dolor sencillo;
su pecho no sonaría más como un ataúd:
sabrían que las sirenas de las ambulancias
aúllan, como mujeres enloquecidas, al olor de la sangre;
que hay niños que se quejan suavemente,
como si cantaran una antigua canción,
porque se están muriendo sin que nadie lo sepa;
que hay gemidos y palabras entrecortadas
brotando de zaguanes oscuros, de cuartos de hotel,
de estrechos callejones donde el hombre se refugia;
del quejido impotente y opaco y terroso
de los que caen diariamente bajo la violencia;
del odio de los que roban por vez primera
porque ya nada tienen que pueda serles robado;
que hay cantos lúgubres en las iglesias
y coros aterrorizados en los hospitales;
conocerían el zumbido plomizo del silencio
de los que ya aprendieron que todo es inútil.
Y quizá entonces cada uno tomara su corazón,
henchido, inflado, hinchado por la ira
y por el llanto y la desesperanza,
y lo arrojara desde su turbia torre de marfil,
como semilla grande para el florecer del héroe;
para alfombrar de púrpura valerosa el camino
que haya de pisar mañana el héroe verdadero.
¿Estás haciéndome caso?: el héroe verdadero.
El que lleva en las sienes una corona de espigas
y en el pecho un corazón de pan tranquilo
y vigoroso.

Compréndeme ahora: se engañan quienes creen
que sólo ante un lecho de muerte uno se despide,
para siempre, de todo aquello que le es querido:
estoy vivo, y estás viva, y existe la esperanza,
pero tengo que despedirme de estas palabras mías
que no gritaré jamás, porque sólo soy un hombre.
Pero ojalá llegue alguien que las arroje al aire:
ya sé que muchas serán arrastradas por el viento,
entonces, y que algunas caerán sobre azoteas
y que lentamente irá secándolas el sol
y pudriéndolas la lluvia;
que otras quedarán sobre el asfalto de las calles
y que serán comida de los perros,
pero que una, la más limpia y serena de todas,
acunará la infancia del que estamos esperando.

Eso era todo lo que quería decirte.
Ahora voy a salir de nuevo a la calle:
deséame la mejor suerte,
y que tenga la fuerza de voluntad necesaria
para no dejarme acobardar, como ellos.

*Poema incluido en el número 12 (junio 2008) de Viento en vela.

viernes, noviembre 21, 2008

Discurso a Cananea (de Carlos Pellicer)

*Carlos Pellicer (Villahermosa, Tabasco, 1897-1977)


Discurso a Cananea*


No he de hablar de la sangre
ni de su prodigioso contenido;
ni del puño cerrado que gobierna
del lado izquierdo el regadío exacto
para que todo el cuerpo se alimente
sin que órganos o músculos carezcan
de cuanto equilibrando necesitan.

No he de hablar de la sangre,
viajera silenciosa,
el invisible y entubado pez,
vivo millón de gotas líquidamente augusto,
disciplinado al ritmo aparatoso
de un pequeño universo,
origen de razón y poesía.

La sangre,
la de los vasos siempre generosos,
la energía circulante a cada instante,
la que hereda zafiros, lodazales,
crepúsculos llorados en recuerdo
de amanecidos truenos militares.

No he de hablar de la sangre,
la aurora injustamente derramada
como el vino que espera al invitado
que va a llegar, pero que no ha llegado
porque un tzentzontle ha muerto en su ventana
cuando él iba a salir...

No he de hablar de la sangre
con que el niño al nacer mancha
su acto de nacimiento.

La sangre oculta en la mirada
del hombre socavón que circula en la mina,
la sangre que suda todos sus minerales.

La sangre oculta en la mirada
del hombre derrotado
en el salón de vidrio de la “justicia” humana.

La sangre oculta en la mirada
del minero dilapidado como riqueza anónima,
razonado por la avaricia,
glóbulo empobrecido
en la arterioesclerosis de la mina.

La sangre oculta en la mirada
del que después de la protesta inútil
—los niños, la mujer, la calandria, y el perro—
regresa al tiro envuelto en sombras miserables,
en trombas minerales,
en laringes de gases
y entre gallos de amanecer
así arrastrados como perros muertos
al rico basurero de la mina.
Dentro del gran oído de la mina
se escucha el ritmo de los hombres
que necesitan ocio y poesía;
hombres fragmentos de escombros,
hombres mendrugos
debajo de la mesa de capital jauría.

Canana, Cananea,
de tus tiros partieron
los primeros alientos de una aurora
que no ha dado la luz que necesito
para decir, de pueblo en pueblo,
que ya no hay tuberculosis producida por hambre
ni banquetes de bodas de ciento diez mil pesos;
que ya no hay grandes puercos
que hocean entre la sangre y la traición
—¿verdad, Señor y Dios mío Jesucristo?—
que así Pérez Jiménez y Trujillo y Somoza y Batista
y Rojas Pinilla y Castillo Armas
—el inefable “azul” de Guatemala—
(¡sean, pues, más bandidos pero menos ridículos!)
me impiden con su estiércol caminar por mi América.

Canana Cananea, ¿imaginas el día
en que venga a decirte a tu oído de cobre,
que no habrá más reuniones con visos de naufragio
en Panamá, donde el primer Roosevelt
cometió el panamá
que dejó sin su brazo glorioso a Colombia?
¿Allá, donde Bolívar llora más aún que en Caracas?

Tu sangre y tu protesta son el árbol que aguarda
su banderín de pájaros,
rodeados girasoles de salud y belleza
poblados de palabras que convengan al hombre.

Canana Cananea,
tu nombre suena a arenas movidas por el agua
en que se baña el día surgido de tu pecho,
joven como el tumulto que agrupa tu escultura
apretada de brazos con que abrazas a México.

Sobre muros que duelen pintó Diego Rivera
la entrada y la salida de la mina.
Chorrean dolor y rabia y vergüenza. Yo vi
pintarlos, cuando el día brotaba de mis manos
y entre huracanes de águilas rompí mi corazón.

Para encumbrar luceros tengo la voz a ti.
Tus noches minerales acarrean relámpagos
que abren en un fulgor las tormentas del mundo.
Llevo la cuenta en túneles de avaricia y cansancio
y en el rayo de sol que de Tabasco tengo,
he de contar un día, cuando vuelva a Tabasco,
lo que pesa el diamante que arrancaste al subsuelo:
huelga de Cananea,
¡alborea! ¡alborea! ¡alborea! ¡alborea!

México, 1956
*Poema incluido en el número 12 (junio 2008) de Viento en vela.

jueves, noviembre 20, 2008

Conformada la Red de escritores y escritoras por el ALBA


*Durante una semana, jóvenes escritoras y escritores de Latinoamérica y el Caribe se reunieron en San Cristóbal, estado Táchira, para debatir sobre el compromiso de las y los escritores en el siglo XXI.



Pensar en una literatura para la liberación de los pueblos, que sea capaz de traducir los sueños colectivos y las libertades necesarias de la América que esbozó José Martí y por la que se sembraron Bolívar, el Che, Mariátegui, Farabundo Martí y Sandino, entre tantas otras mujeres y hombres que vivieron por un mundo más humano y más justo, fue la consigna bajo la que se reunieron poetas, narradores y ensayistas de América Latina y el Caribe, en la capital del estado Táchira.

Los Andes venezolanos fueron el escenario para que jóvenes escritoras y escritores de esta América que lleva las heridas aún abiertas de la miseria y la opresión que sigue vigente después de más de quinientos años de coloniaje, debatieran sobre la necesidad de construir colectivamente una Red de escritoras y escritores por el ALBA, Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América.

Representantes de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela debatieron sobre el compromiso del escritor en este siglo XXI. Y aunque muchos de los gobiernos de estos países no se han suscrito al ALBA, se trata de impulsar desde la cultura y el hecho creador, la inclusión de los pueblos a una opción que nació desde el Gobierno Bolivariano como una propuesta opuesta al Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA, que subraya el intercambio mercantil sobre las necesidades y anhelos populares.

Así, del 31 de octubre y hasta el 05 de noviembre, se sentaron las bases estéticas, ideológicas y programáticas para impulsar un colectivo de escritores que sea capaz de enarbolar las voces de los pueblos.

OTREDADES

El reconocimiento y respeto a las diferencias, la certeza de una Latinoamérica libre, que camine los pasos del futuro, que sepa mirarse las heridas y despertar con ellas la memoria del futuro imprescindible, es al final de cuentas la tarea de las escritoras y escritores de este siglo XXI que despertó a las transformaciones y a la tierra nacida del hambre centenaria.Escribir para quienes muchas veces no pueden y no saben leernos, para los que queremos el mundo libre y profundamente humano, para los que hacen nacer la vida en las siembras y en los sueños, en la mesa vacía y contrapuesta de miserias, para las niñas y niños sin escuelas, para ellos y ellas las palabras que quedarán roncas de tanto pedir y exigir la libertad de una América que lleva nombre de mujer.

El hecho estético no puede estar divorciado de la memoria, porque se funda en el imaginario colectivo, en lo que fuimos y en lo que necesariamente habremos de ser. Por eso, volver a la discusión del compromiso del escritor es una tarea fundamental como aporte a los movimientos libertarios que surgen desde las diversas geografías de Nuestras Américas. Queremos y trabajamos por una literatura regada con los olores, sabores, amores y colores de nuestros pueblos, no como panfleto sino como bandera henchida de luchas y sueños.

DECLARATORIA

Por eso, encontrarnos con los Andes como paisaje, como grito donde se funden los ecos de los pueblos originarios, definió que las y los escritores comprometidos con las más y mejores causas humanas "deben trascender el hecho de escribir", por lo que las y los escritores por el ALBA declararon la urgencia de "ejercer la promoción, divulgación, gestión y prácticas culturales como ejes que contribuyan a la construcción y consolidación de una alternativa Latinoamericana y Caribeña contraria al Capitalismo y al Imperialismo".En el encuentro se estableció un llamado a "contribuir con la recuperación, construcción y consolidación de espacios del Poder Popular" y rechazar "la escritura regida por principios mercantilistas".

Asimismo, hicieron un "llamado a la institucionalidad cultural y a las estructuras alternativas de los países suscritos al ALBA a cooperar solidariamente con el fortalecimiento de los procesos culturales ligados a la escritura y la lectura, en los países de Latinoamérica y el Caribe", mientras que la "Red de Escritoras y Escritores por el ALBA contribuirá a la difusión y promoción de la escritura Latinoamericana y del Caribe, utilizando para esto todos los medios y canales de difusión posibles, así como formatos alternativos que favorezcan el acercamiento del pueblo a la literatura".

"La Red de Escritoras y Escritores por el ALBA comprende a Latinoamérica y el Caribe no sólo como un conjunto de Estados, sino como un entretejido plurinacional, pluricultural, multiétnico y multilingüístico, planteando la necesidad de la valoración, difusión y fortalecimiento de las literaturas e idiomas originarios", subraya también el Manifiesto refrendado por las escritoras y escritores que se dieron cita en San Cristóbal.

Para "fijar posiciones, denunciar, apoyar luchas sociales y realizar acciones políticas colectivas", la Red definirá mecanismos de organización que permitan articular la teoría y praxis. Así también, "en su vocación Bolivariana, Socialista y Solidaria, -la Red- plantea la necesidad de establecer alianzas y vínculos de cooperación con movimientos, organizaciones, redes, escritoras y escritores, que propongan alternativas contrarias al Capitalismo y al Imperialismo en cualquier parte del mundo".

Con estas acciones y definiciones del pensamiento creador de las Américas originarias, negras y mestizas, escritoras y escritores abonan el camino de una revolución que nacida desde el hecho creador, puede y debe contribuir a la liberación de los pueblos, a sus luchas y a la construcción colectiva de un mundo que no sólo es posible, sino y sobre todo, imprescindible.

*Texto publicado en el Diario de Guayana, el domingo 16 de noviembre de 2008.

jueves, octubre 23, 2008

3 años de Viento en vela (Los rostros)


*Viento en vela, 2008. (Arriba: el diseñador Santiaglo Robles Bonfil, René Morales, Alberto Trejo. Abajo: Benjamín Morales, Iván Cruz Osorio, Christian Barragán, Gabriela Astorga). Foto/Archivo Viento en vela.

*Viento en vela, septiembre 2006- junio 2007. (En frente: Gabriela Astorga y Adela Goldbard. Atrás, de der. a izq.: Alberto Trejo, Christian Barragán, René Morales, Iván Cruz Osorio, Leopoldo Lezama, Benjamín Morales). Foto/Archivo Viento en vela.

*Viento en vela, agosto 2005 - mayo 2006. (De der. a izq.: el diseñador Miguel Lomelí, Benjamín Morales, Adela Goldbard, Leopoldo Lezama, René Morales, Alberto Trejo, Iván Cruz Osorio). Foto/Archivo Viento en vela.



ALINEACIÓN, 2008:

Gabriela Astorga (Ciudad de México, 1983). Ensayista, editora y crítica literaria. Es Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente cursa la maestría en letras latinoamericanas en la misma universidad. Realiza la sección Caza de letras para el suplemento Alfabeto del diario UNO de Mendoza, Argentina. Co-organizadora de El vértigo de los aires. Encuentro Latinoamericano de poesía, 2007; y actualmente de Mar de vértigos. Encuentro Nacional de literatura joven, 2008. Es editora de la revista de literatura Viento en vela. (Foto/Archivo Viento en vela.)


Édgar Omar Avilés (Morelia, Michoacán, 1980). Egresado de la Escuela de Escritores de la SOGEM y licenciado en Comunicación por parte de la UAM-X. Actualmente es estudiante de la maestría en Filosofía de la Cultura en la UMSNH y becario 2008-2009 en la rama de cuento del SECREA en Michoacán. Premio Nacional de Libro de Cuento San Luís Potosí 2008 por el volumen Era Etérea la Materia (inédito). Además de éste, ha recibido otros galardones, entre ellos el premio en el Certamen Nacional de Cuento Magdalena Mondragón 2006, el premio Binacional de Cuento México–Québec 2003 y el premio de Cuento Breve de la Revista Punto de Partida 2002. Obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional de Cuento de Fantasía y Ciencia Ficción 2005, en el Premio Nacional de Libro de Cuento Agustín Yáñez 2004, entre otros. Ha publicado cuentos en suplementos culturales, revistas y en antologías colectivas, entre ellas Los Mejores Cuentos Mexicanos, ediciones 2004 y 2005 (Ed. Joaquín Mortiz). Es antologador del libro Antes de que las letras se conviertan en arañas (Ed. Instituto Mexiquense de Cultura, 2006), autor del libro de cuentos La Noche es Luz de un Sol Negro (Ed. Ficticia, 2007) y de la novela Guiichi (Ed. Progreso, 2008). (Foto/Archivo Édgar Omar Avilés)



Christian Barragán (Ciudad de México, 1985). Poeta y crítico literario. Actualmente realiza estudios de Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México. Es miembro del Comité Lector de IBBY-México y del Consejo de Redacción de la Revista de Literatura y Gráfica Viento en Vela. Ha publicado en las revistas Alforja, Punto de Partida, Literal, Palestra y La Jornada Semanal, suplemento cultural del diario La Jornada. Obtuvo el Premio Nacional de poesía joven "Gutierre de Cetina" 2008, por su libro De un oscuro oleaje. (Foto/Archivo Viento en vela).



Iván Cruz Osorio (Ciudad de México, 1980). Poeta, ensayista y traductor. Terminó la carrera de Lengua y Literaturas Modernas Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente se desempeña como secretario de redacción de la revista de literatura y gráfica Viento en vela. Es autor del poemario Tiempo de Guernica (Editorial Praxis, 2005). Poemas suyos aparecen en el libro colectivo Espacio en disidencia (Praxis, 2005); y en las antologías Un orbe más ancho. 40 poetas jóvenes. 1971-1983 (Punto de partida/UNAM, 2005); Los mejores poemas mexicanos. Ediciones 2005 y 2006 (Joaquín Mortiz/FLM, 2005, 2006); Anuario de poesía mexicana 2005 y 2006 (FCE, 2006, 2007); El rompimiento amoroso en la poesía (Alforja, arte y literatura, 2006); Vigencia del epigrama (Ediciones fósforo, 2006); y La luz que va dando nombre [1965-1985]. Veinte años de la poesía última en México (Secretaría de Cultura del Estado de Puebla, 2007). En 2008 obtuvo el primer lugar en el 1er. Certamen Internacional de Poesía Bernardo Ruiz. (Foto/Archivo Iván Cruz Osorio).


Benjamín Morales (Ciudad de México, 1984). Narrador y editor. Terminó la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es director de la revista de literatura Viento en vela. (Foto/Archivo Viento en vela)



René Morales (Ocozocoautla, Chiapas, 1981) es licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es coautor de los libros Tentación de decir (UNAM, 2004) y Espacio en disidencia (Praxis, 2005). (Foto/Archivo Viento en vela).



Santiago Robles Bonfil (Ciudad de México, 1984). Estudió la carrera de Diseño y comunicación visual en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Ha realizado diseño gráfico para el IMCINE, Grupo Satillana, FCE, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad. Desde 2006 realiza el diseño editorial para la revista Viento en vela. Fue seleccionado en la 2a Bienal Iberoamericana de cartel de La Paz, Bolivia; 9a. Bienal Internacional de Cartel, Teheran, Irán y la 10a Bienal Internacional de cartel de China. Mención honorífica para la producción Fílmica del CUEC 2005; Mención honorífica de cartel para el FICCO Cinemex 2006 y Primer lugar de cartel para el FICCO 2008. (Foto/Archivo Viento en vela).



Alberto Trejo (Ciudad de México, 1982). Poeta, narrador y traductor. Estudia la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Es miembro del consejo de redacción de la revista Viento en vela. Sus poemas han aparecido en los libros colectivos Crimen confeso (Daga, 2003); Espacio en disidencia (Praxis, 2005); Al frío de los cuatro vientos (Instituto Mexiquense de Cultura, 2006); y en antologías como Los mejores poemas mexicanos. Edición 2006 (Joaquín Mortiz-FLM, 2006). Es el actual Presidente de la Asociación de Escritores de México. (Foto/Archivo Viento en vela).

miércoles, octubre 22, 2008

Viento en vela #1

El nacimiento de Viento en vela #1, con sus creadores en agosto de 2005. De izq. a der., atrás: Miguel Lomelí (diseñador), Alberto Trejo, Benjamín Morales, Iván Cruz Osorio, René Morales. En frente, de izq. a der.: Dra. Eugenia Reveltas (Directora fundadora), Adela Goldbard, y Leopoldo Lezama.




Adela Goldbard mostrando Viento en vela #1

martes, octubre 21, 2008

Presentaciones Viento en vela

Presentación de Viento en vela número 5, dedicada al Infrarrealismo, en la casa del poeta, de izq. a der.:Luis Téllez-Tejeda, Adela Goldbard, Max Rojas, Marco Fonz de Tanya.


Presentación de Viento en vela #6, dedicada a los 90 años de Juan Rulfo, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. De izq. a der.: Iván Cruz Osorio, Anamari Gomis, Leopoldo Lezama y Pavel Granados.

Presentación de Viento en vela #10, dedicada al Premio Nacional de poesía Aguascalientes, en la Casa del Poeta. De izq. a der.: Benjamín Morales, José Francisco Conde, Iván Cruz Osorio.

Presentación de Viento en vela #12, dedicada al tema de Literatura y política, en Casa Rosada de Santiago de Chile. De izq. a der.: Enrique Winter, Gabriela Astorga, Iván Cruz Osorio, Guido Arroyo.

domingo, octubre 19, 2008

Inauguración de Mar de vértigos

*En la inauguración de Mar de vértigos en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. De der. a izq.: Iván Cruz Osorio, Thelma Nava, José Vicente Anaya, Raquel Huerta-Nava, María Rivera.
México, 12 Oct (Notimex).- Con un homenaje al poeta Efraín Huerta dio inicio hoy el “Encuentro Nacional de Joven Literatura 2008: Mar de vértigos”, en el que durante ocho días se reunirán cerca de 88 jóvenes escritores de toda la República Mexicana, nacidos entre 1974 y 1985.Esta reunión literaria, que tendrá como sedes el Museo Nacional de Arte, la Universidad de la Ciudad de México, el Centro Cultural Donceles 66 y el Centro Cultural “La Pirámide”, tiene como propósito que los lectores conozcan a los escritores noveles y que al mismo tiempo éstos establezcan redes entre sí, al conocer el trabajo y los temas que están abordando.


Iván Cruz Osorio, uno de los coordinadores del encuentro, dijo durante la inauguración, realizada en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, que se trata de un proyecto que busca ampliar el espectro de las discusiones literarias con las diferentes tendencias que se desarrollan hoy en día.“Ello sin intención de establecer ninguna línea o género predominante, sino de analizar la condición de la literatura desarrollada por los jóvenes en México”, añadió. El joven escritor destacó que la literatura en los países latinoamericanos es, desde hace mucho tiempo, un acto de resistencia.“No sólo contra el mercado, que ha convertido al arte en mercancía sujeta a la competencia y al escritor en productor o en un simple amanuense, sino que la literatura es también una resistencia contra el mundo que busca una utilidad en todo, contra la falsedad, la indiferencia, la parálisis”, dijo.

La ceremonia de inauguración contó con la presencia de los poetas José Vicente Anaya, María Rivera y Ernesto Lumbreras, así como las poetas Thelma Nava y Raquel Huerta Nava, esposa e hija de Efraín Huerta, respectivamente. Todos ellos realizaron lecturas de algunas poesías de Huerta, así como de su propia autoría.La creación de “Mar de vértigos”, explicaron los participantes, surgió a raíz de la realización de “Vértigo de los aires”, encuentro latinoamericano de poesía que en 2007 reunió no sólo a poetas, sino también a ensayistas y críticos.“Ahí percibimos que no existía un espacio donde fuera posible establecer un diálogo entre los escritores de distintos géneros sin que rija el principio de autoridad o aceptación de los parámetros institucionales vigentes, como las distintas becas de creadores jóvenes o la academia.“Así empezamos a diseñar un encuentro que si bien reúne a los colegas, también pone al alcance de cualquier persona a estos escritores que abarcan distintas realidades del país. Decidimos englobar los géneros de poesía, cuento, teatro y ensayo, con la finalidad de terminar con las divisiones entre tribus y comenzar una interacción de géneros y personas”, señaló Iván Cruz.

Thelma Nava, quien leyó un poema de amor que le escribió Efraín Huerta, llamado “La paloma y el sueño”, explicó que el poeta vivió siempre rodeado de jóvenes a quienes no escatimaba su amistad, un prólogo o palabras aliento.Su hija, Raquel Huerta Nava, precisó que un su padre fue un vate joven constante y por eso siempre buscó la compañía de los jóvenes. “Que se lea, es la mejor forma de que un poeta no muera y permanezca vivo”, concluyó.

sábado, octubre 18, 2008

Mar de vértigos. 1er. Encuentro Nacional de Litertura Joven 2008

De nueva cuenta Viento en vela, en su búsqueda de crear espacios para la promoción literaria, ha organizado un punto de reunión de escritores. Tras el éxito de El Vértigo de los Aires. Encuentro Latinoamericano de Poesía, los que conformamos este equipo, vimos la necesidad de un encuentro en el que se pudiera medir el pulso de la literatura reciente hecha en México. Así se ideó Mar de vértigos. 1er. Encuentro Nacional de Literatura. El título de este encuentro se desprende de un verso del poema "Tajín" de Efraín Huerta, a quien se rinde homenaje en su vigésimo sexto aniversario luctuoso. Este encuentro reúne por vez primera a escritores jóvenes (nacidos entre 1975 y 1985) mexicanos de los distintos géneros literarios (poesía, narrativa, ensayo, teatro). Se llevará a cabo del 12 al 19 de octubre en distintas sedes. A continuación reproduzco el programa completo, esperando su asistencia:


Programa


Domingo 12 de octubre

12 horas Inauguración – Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
Lectura de poesía y homenaje a Efraín Huerta

Participan:
José Vicente Anaya
Thelma Nava
Raquel Huerta-Nava
Ernesto Lumbreras
María Rivera

Modera: Iván Cruz Osorio / Alberto Trejo

17 horas Teatro – Centro Cultural La Pirámide

Sepia de Luis Santillán

Lunes 13 de octubre

12 horas Mesa de lectura 1 – Donceles 66

Participan:
Balam Rodrigo
Fabián Rivera
Rafael Villegas
Humberto Macedo
Juan Maya

Modera: Edgar Omar Avilés

16 horas Mesa de discusión “Literatura y medios” – Donceles 66

Participan:
Luis Téllez-Tejeda
Sergio Loo
David Núñez
Modera: Ricardo Sánchez

18 horas Mesa de revistas – Donceles 66

Participan:
Ricardo Sánchez (Textofilia)
Rodrigo Castillo (Tierra adentro)
Benjamín Morales (Viento en vela)
Tania Favela (El poeta y su trabajo)
Modera: Alfredo Núñez

Martes 14 de octubre

12 horas Mesa de discusión “La literatura en México en los últimos 30 años” – Donceles 66

Participan:
Leopoldo Lezama
Martha Patricia Reveles
Conrado Zepeda

Modera: Marco Fonz de Tanya


16 horas Videopoesía – Donceles 66

Presenta: Arturo Sodoma

18 horas Presentación del libro Los ecos de la imagen. Libro de videopoesía, de Arturo Sodoma - Donceles 66

Participan: Gerardo Arturo Zepeda
Linda Guiza
Sara Baez
El autor

Modera: Esiquio Martínez

Miércoles 15 de octubre

10 horas Mesa de lectura 2 – Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Participan: Atahualpa Espinoza
Emilio B. Frosel
Luis Paniagua
Fernando Trejo
María Cruz

Modera: Iván Cruz Osorio

12 horas Mesa de editores - Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Participan:
Luis Armenta Malpica (Mantis)
Meriari Fierro (Endora ediciones)
Andrés Cisneros (Versodestierro)
Mónica González Velásquez (Micielo ediciones)
Esteban Raymundo González (Café literario ediciones)
Ileana Godoy (Flor y canto)
Andrés Márquez (Literal)

Modera: Jocelyn Pantoja

16 horas Mesa de lectura 3 – Corpus Christi

Participan:
Daniel Saldaña
Luis Jorge Boone
Antonio Ramos
Daniela Bojórquez
Antonio Ortuño
Lorena Ventura

Modera: Gabriela Astorga

18 horas Conferencia magistral – Corpus Christi

Participa: Esther Seligson

Modera: Leopoldo Lezama

Jueves 16 de octubre

12 horas Mesa de discusión “La crítica y los críticos en México”– Museo Nacional de Arte (MUNAL)

Participan: Pablo Domínguez Galbraith
Andreas Ilg
Sigifredo Marín

Modera: Emilio B. Frosel

15:30 horas Conferencia magistral – Museo Nacional de Arte (MUNAL)

Participa: Daniel Sada
Modera: Benjamín Morales

20 horas Teatro – Centro Cultural La Pirámide

La tristeza, de Lucía Leonor

Viernes 17 de octubre

12 horas Mesa de discusión “El artista como actor político” – Donceles 66

Participan:
Pavel Granados
Andrés Marques
Brenda Ríos

Modera: Rafael Mondragón

16 horas Mesa de lectura 4 – Donceles 66

Participan: Alejandro Arteaga
Cristina Rascón
Álvaro Solís
Carlos Ramírez Vuelvas
Omar Pimienta
Celerina Sánchez
Modera: Benjamín Morales
18 horas Presentación de las Memorias de la AEMAC – Donceles 66

Participan: Fernando Corona
Alberto Trejo
Alejandro Sandoval

Modera: Aurelio Meza

20 horas Conferencia Magistral – Donceles 66
Participan:
Mario Bojórquez
Jorge Fernández Granados
Claudia Posadas

Modera: Roberto Cruz Arzabal

Sábado 18 de octubre

12 horas Mesa de lectura 5 – Donceles 66

Participan:
Karen Villeda
Jorge Solís Arenazas
Nadia Villafuerte
Iván Trejo
Federico Vite

Modera: Edgar Omar Avilés

16 horas Mesa de lectura 6 – Donceles 66

Participan:
Vicente Alfonso
Geney Beltrán
Alí Calderón
Rodrigo Flores
Christian Barragán
Carlos España

Modera: René Morales

20 horas Teatro – Centro Cultural La Pirámide

Eventos efímeros, de H. Iván Arizmendi Galeno

Domingo 19 de octubre

11 horas Homenaje a Efraín Huerta – Feria del libro del Zócalo

Participan:
Daniel Téllez
Max Rojas
Antonio Escobar
Jair Cortés
Felipe Garrido
Alejandro García
Modera: Iván Cruz Osorio
12 horas Clausura

domingo, septiembre 14, 2008

Poesía y profecía (por Rafael Mondragón)


Poesía y profecía. Acercamiento a la estética de José Revueltas

a partir de “Arte y cristianismo”


Por Rafael Mondragón (Villahermosa, Tabasco, 1983)

Para Iván Cruz Osorio

Se bebe el desayuno... Húmeda tierra
de cementerio huele a carne amada.
Ciudad de invierno... La mordaz cruzada
de una carreta que arrastrar parece
una emoción de ayuno encadenada!

Se quisiera tocar todas las puertas,
y preguntar por no sé quién; y luego
ver a los pobres, y, llorando quedos,
dar pedacitos de pan fresco a todos.
Y saquear a los ricos sus viñedos
con las dos manos santas
que a un golpe de luz
volaron desclavadas de la Cruz!

Pestaña matinal, no os levantéis!
¡El pan nuestro de cada día, dánoslo,
Señor...!

Todos mis huesos son ajenos;
yo tal vez los robé!
Yo vine a darme lo que acaso estuvo
asignado para otro;
y pienso que, si no hubiera nacido,
otro pobre tomara este café!
Yo soy un mal ladrón... A dónde iré!

Y en esta hora fría, en que la tierra
trasciende a polvo humano y es tan triste,
quisiera yo tocar todas las puertas,
y suplicar a no sé quién, perdón,
y hacerle pedacitos de pan fresco
aquí, en el horno de mi corazón...!

--César Vallejo, “El pan nuestro”.
[1]


Me he permitido comenzar con un epígrafe muy largo, porque los textos de Revueltas que trabajo refieren continuamente a este poema. José Revueltas responde en sus trabajos a un problema que es fundamental para la estética moderna, y que no es otro que el de la relación entre arte y vida. En este trabajo quiero delinear brevemente cuál es la respuesta que da el mexicano, y por qué esta respuesta es importante en el marco general de la historia de las ideas estéticas de nuestro tiempo.
Este trabajo está dividido en tres partes. En la primera dibujaré un primer asedio a las ideas estéticas de José Revueltas a partir de un ensayo que el mexicano le dedica a César Vallejo. Trabajo sobre la producción ensayística de Revueltas porque es en ella donde se exponen más claramente las ideas estéticas del escritor, y porque esas mismas ideas están presentes de manera implícita a lo largo de toda su obra. En la segunda sección muestro los reparos que el propio Revueltas muestra frente a su propia teoría, y anudo lo dicho en la sección anterior, mostrando cómo José Revueltas hace un planteamiento original sobre las relaciones que el arte debe guardar con la vida. En la tercera sección, finalmente, expongo la historia de este problema (la relación arte-vida) tal y como se plantea en el arte moderno, del romanticismo a nuestros días, y muestro después por qué podemos decir que la respuesta de Revueltas es original y está enraizada en la Historia que él vive.

1. Poesía y profecía


Dice José Revueltas, en un ensayo que le dedica a César Vallejo, que “estamos en la época de las anunciaciones y de los profetas”.[2] Y esto se dice porque, según Revueltas, el arte de Vallejo es al tiempo anunciación y profecía; cumple el papel de los profetas del Antiguo Testamento, que eran la voz que desenmascaraba el abuso de los poderosos y que prometía su castigo: “He aquí a los príncipes de Israel que, cada uno a la medida de su poder, se ocupan en derramar sangre. En ti desprecian al padre y oprimen al huérfano y a la viuda (...) despojas con violencia al prójimo y a mí me olvidas, dice el Señor, Yavé” (Ez 22, 6-7. 12).[3] Así criticaba duramente el profeta Ezequiel a los príncipes de Israel, que abusaron de su poder para despojar al prójimo, al huérfano y la viuda, el «otro» desprotegido en donde se revela el rostro de Dios, según la tradición judía y cristiana.[4] Por eso, el profeta habla siempre con indignación, y por eso, también, la profecía es un grito de protesta; por eso los profetas del Antiguo Testamento siempre vagan fuera de la ciudad, exiliados del Estado (a riesgo de perder su condición crítica), y la mayoría de las veces son poco escuchados.[5]
La profecía, de este modo, tiene que ver con la religión al tiempo que con la política. “Estamos en la época de las anunciaciones y de los profetas”. Revueltas llama «profética» a la poesía de Vallejo, y ubica el trabajo de éste en el marco de algo importante que está sucediendo en el tiempo de ambos, que todavía es el tiempo de los que los leemos:

...hoy más que nunca el arte de los artistas tiene un carácter humano, general, identificado plenamente –cuando es arte verdadero—con lo social.[6]

En la cita podemos advertir varias cosas. En primer lugar, que Revueltas está describiendo cómo es el “arte verdadero” de nuestro tiempo (o más bien, está postulando cómo cree él que debe ser): el arte de hoy se ha convertido a lo humano; se ha compadecido del hombre y sus sufrimientos. En la postulación de este deber ser del arte, nuestro autor está proponiendo una poética. En segundo término, Revueltas nos dice que, gracias a su preocupación por el hombre, el arte de hoy se ha identificado con lo social. Con esto se quiere decir que gracias a su preocupación por el hombre, el arte se ha vuelto responsable. Y finalmente, como veremos más adelante, esto provoca que el arte se haga profecía. Pues Revueltas recalca: “de aquí que todas las manifestaciones de los artistas, sea cual fuere su profesión de fe, son una condenación, son un grito, son un clamor de protesta contra la vida en la forma en que está organizada”.[7] Ésta es la gran característica que Revueltas subraya de la poesía de Vallejo (característica que quizás está en el mismo proyecto poético de Revueltas), y es la característica propuesta por el ensayista como definitoria del arte de nuestro tiempo. En su carácter de grito contra la forma en que organizamos la vida, el arte ha descubierto su vocación de profecía que anuncia la iniquidad del mundo.


2. «Mirar las entrañas» y la metáfora de la crucifixión

Pero, ¿es que lo dicho líneas arriba quiere decir que el poeta es el único capaz de decir lo que está bien y lo que está mal en la sociedad, el único capaz de criticar y de proponer respuestas a los problemas que critica? Hacernos estas preguntas equivale a emprender la búsqueda por los límites y el método de la poética de Revueltas, que fueron ambos un tema explícito en la búsqueda estética de nuestro autor.
Para Revueltas, el arte sólo denuncia y problematiza. Es incapaz de cambiar al mundo por sí mismo o de ofrecer soluciones sencillas:

“Yo vine a darme lo que acaso estuvo asignado para otro –exclama César Vallejo—, yo soy un mal ladrón”. Las gentes escuchan esta voz y se consternan y sienten impulsos de buscar al auténtico mal ladrón, al que nunca ha confesado serlo, al que nunca se arrepintió de sus pecados, al que sigue siendo un mal ladrón. ¿Y lo encuentran? Aquí termina la tarea del poeta. El poeta es un anunciador, es un heraldo, es un predicador que aúlla, solloza o calla, pero nada más. No va a decir cómo encontrar al mal ladrón, de eso se encargarán otras gentes y otras entidades. Él debe estar solo, de pie, mirando sus entrañas.[8]


El poeta es sólo un anunciador, es un heraldo, pero nada más. El poeta es un profeta, pero no sabe cómo terminar con el dolor del mundo. Estos son los límites de la poética de José Revueltas. En un acto estético, el arte des-cubre el rostro doloroso del mundo, la inhumanidad y el dolor; el arte es capaz de mostrar el sentido profundo de la injusticia pues señala cómo esta injusticia es vivida por la gente. Gracias a esta denuncia, se hace posible que entren otras instancias cuyo objeto ya no es des-cubrir el dolor del mundo, sino transformarlo. El arte no sabe cómo se ha de transformar el mundo, aun cuando apunte hacia la necesidad de esta transformación. El artista por eso tiene el difícil deber de abrir su sensibilidad hacia el dolor de sus semejantes, en un acto que es descrito por José Revueltas como «mirar las entrañas» y que en otros lugares de este ensayo es comparado con la experiencia de la crucifixión (por amor a los semejantes, el artista sufre, encarnando ese dolor en su obra, y así hace posible que el dolor de los otros sea superado por medio de la belleza que interpela).[9]
De esta manera, Revueltas ofrece una respuesta al problema sobre la separación entre arte y vida, que es el problema fundamental de la estética moderna: El objeto del arte es la belleza. La belleza consiste en la expresión de los sentimientos; la labor del artista, por esto, es la expresión de los sentimientos del hombre. Pero no se trata sólo de expresar cualquier sentimiento: la labor del artista tiene más vigencia cuando el artista se convierte a lo humano y descubre los sentimientos más terribles que los hombres están viviendo: “ya no son todos los hombres, sino una parte de ellos: los torturados, los oprimidos, los pobres, los encargados de crear un mañana sin torturas y sin desesperación”.[10] Éste es el momento de la conversión en que la poesía se hace poesía auténtica y descubre su vocación de profecía. El arte, de esta manera, denuncia la iniquidad del mundo, es arte sagrado al tiempo que arte político, pero sobre todo es arte. Con su lenguaje, el arte muestra lo que estaba oculto: hace visible el dolor vivido silenciosamente, que es entonces des-cubierto. Entonces es posible cambiar la manera perversa en la que la sociedad funciona, la manera que hace posible ese dolor y esa desesperación. El arte fundamenta el cambio político, pues muestra su sentido y su necesidad. La profecía abre la puerta de la responsabilidad.


3. La respuesta de Revueltas en el contexto de las ideas estéticas de nuestro tiempo (“¿Para qué poetas?”).


Pero todo lo que hemos dicho, ¿en qué sentido es importante? Mi objetivo en esta sección es mostrar la importancia que tiene la propuesta de José Revueltas en el contexto de las ideas estéticas de nuestro tiempo.


3.1. La pregunta de Hölderlin, y las respuestas ensayadas en la teoría del arte, del XIX al XX.

Hemos dicho que en “Arte y cristianismo” Revueltas habla de la poesía de Vallejo, y que a partir de esta poesía el mexicano elabora una reflexión sobre lo que debe ser el arte de nuestro tiempo, y probablemente de lo que él mismo quiere lograr con su obra. La figura fundamental de esta reflexión es la del arte como profecía, como voz crítica que desenmascara la manera terrible en que la vida está organizada. Si en el Antiguo Testamento la voz crítica del profeta está fundamentada en un Dios que se revela en el «otro» pequeño e indefenso, en la visión del arte que propone Revueltas la profecía está apoyada en una conversión del arte a lo humano, al sufrimiento del hombre, y por eso para Revueltas toda manifestación de un gran artista en nuestro tiempo es política, “sea cual fuere su profesión de fe”, es decir, sin importar que el artista en cuestión sea marxista o católico, conservador o liberal,[11] pues lo que importa no es la profesión de fe sino el amor a los hombres; el arte de nuestro tiempo es profecía sólo en la medida en que se ha convertido a lo humano.
Como mostramos arriba, con este planteamiento José Revueltas está dando a su modo una respuesta al gran problema del arte moderno, el problema de la relación entre el arte y la vida. Hölderlin enunció este problema en esa hermosa elegía que se llama Pan y vino, al preguntar: “¿Para qué poetas en tiempos de miseria?”.[12] Esa misma pregunta recorre la reflexión estética de todo el romanticismo alemán y de buena parte del siglo XIX; en el romanticismo alemán, se convierte en la pregunta por el sentido del arte en el marco general de la búsqueda de la libertad humana después de la Revolución francesa, y así se llega a plantear (con Schiller, por ejemplo) que el arte es importante porque ayuda a educar espiritualmente al hombre en el ejercicio de su libertad, como preparación para un ejercicio político de la misma.[13]
La pregunta de Hölderlin será retomada por la reflexión estética posterior a la 2ª guerra mundial, cuando los “tiempos de miseria” quedan identificados con la masacre de los campos de concentración. En un poema dedicado a Hölderlin, Paul Celan dirá que en esta época ya no es posible la profecía, que ante el horror inenarrable el poeta de hoy sólo puede tartamudear, y que la única actitud responsable que queda es el desgarramiento del lenguaje.[14] A esa misma pregunta responden a su modo las vanguardias europeas de principios del siglo XX (por ejemplo, la dadaísta), que se asumían justamente como la ‘vanguardia’ que hace en el plano de la cultura la Revolución que después se concretará en el plano social: romper los valores de la pintura y la poesía es el primer paso si queremos romper con la sociedad burguesa que engendró estos valores.[15]
Y finalmente, una tercera respuesta vendrá de las vanguardias norteamericanas posteriores a los años 40s, cuando el centro del arte moderno pasa de París a Nueva York y la «crítica política del signo» de la vanguardia histórica se degrada en una búsqueda de experimentación técnica permanente que ha perdido todo contacto con la realidad política:[16] es la época del expresionismo abstracto en la pintura y del «universalismo cosmopolita» en la literatura. La vanguardia norteamericana retomará aquella idea kantiana que dice que el arte se justifica por sí mismo sin necesidad de subordinarse a la política o la religión, la llamada «autonomía del arte» que fue planteada a inicios del siglo XIX para demostrar que el ‘ser artista’ era una profesión tan válida como ser sacerdote, político o médico, que el artista tenía derecho a vivir de su arte sin necesidad de dedicarse a otras cosas (algo impensable hasta entonces) y sin necesidad de supeditar su arte a las exigencias del noble mecenas en turno o de la política local.[17] La vanguardia norteamericana retoma del siglo XIX el tema de la «autonomía del arte», pero el objetivo de éstas ya no será justificar el nacimiento de un nuevo grupo social (los ‘artistas’), sino proponer una visión del arte capaz de competir con la estética nacionalista y populista del realismo socialista impulsado por la Unión Soviética.[18] La vanguardia neoyorquina, apoyada en esta nueva visión de la «autonomía del arte» y difundida por revistas como Cuadernos para el Congreso por la libertad de la cultura y fundaciones como la Guggenheim y la Rockefeller, proyectará una idea del arte que tiene que ver con valores como la «universalidad» y la «libertad»: es irrelevante preguntarnos si un cuento fue escrito en Cuba o Suecia, o si su autor es hombre o mujer, católico o ateo, o pertenece a alguna clase social; lo que importa es «el valor estético en sí».
Éste es el contexto que da sentido a los debates de mediados del XX sobre pintura abstracta vs. pintura figurativa, y sobre el tema de la responsabilidad del artista (¿para con su obra o para con el mundo?). Al describir esta situación, Jean Franco cita fragmentos de un artículo del influyente crítico John Alloway, quien en 1965 comentaba con aprobación la negativa del pintor neoyorquino Enrique Castro Cid a participar en una exposición llamada Magnet: New York, cuyo tema era la obra de pintores neoyorquinos que son inmigrantes o hijos de inmigrantes: la razón del pintor era que él quería exponer en Nueva York “como artista y no como ciudadano” (palabras de Castro Cid).[19] El mismo Alloway predice con alivio que “es de suponer que esa actitud se extienda con el aumento de la conciencia crítica de la propia identidad en Latinoamérica, y es un recordatorio que las exposiciones nacionales y continentales, patrióticas o paternales, son etapas provisionales en el desarrollo del arte de cualquiera”.[20]
Ésta es la tercera respuesta al problema enunciado por Hölderlin: “¿Para qué poetas en tiempos de miseria?”. La respuesta de Celan decía que el poeta responsable debe de guardar silencio, destruir el lenguaje. Las vanguardias históricas de inicios del XX plantearon que el arte está justificado porque adelanta la Revolución cultural que luego se realizará políticamente. Y finalmente la vanguardia neoyorquina dice que el arte no tiene por qué preocuparse de la realidad, y que incluso será mejor arte sólo en la medida en que no se preocupe por ésta.
Y éste es el gran debate frente al cual Revueltas está escribiendo “Arte y cristianismo”. Con este panorama podemos apreciar en su justa medida la importancia de las palabras de nuestro escritor, pues Revueltas está dando una respuesta original desde su propio lugar a un problema que es fundamental en la historia del arte moderno. ¿Pero desde dónde está respondiendo Revueltas?

3.2. La situación mexicana y su recepción del debate, del XIX al XX


En México, la polémica entre realismo socialista y universalismo cosmopolita tiene por contexto de recepción el debate, más viejo, entre los escritores realistas y costumbristas de finales del XIX y los más jóvenes «modernistas», que abogan por una literatura universal, cosmopolita y despolitizada. Parece el mismo debate de arriba, pero en realidad no lo es. Como señala Pedro Henríquez Ureña,[21] el universalismo modernista nace como respuesta a una situación política concreta: los autores de la generación anterior no eran ‘intelectuales profesionales’; no podían serlo puesto que vivían en países en guerra, y así la mayoría de ellos se involucra activamente en el proceso de constitución política de sus Estados nacionales, y por eso tienen una visión del arte que va de la mano con la política; la narrativa de estos autores busca construir el imaginario de las naciones latinoamericanas, inventa la historia de sus héroes y retrata (o inventa) los tipos populares que nos permiten saber qué es ‘lo propiamente mexicano’ del mexicano (y así en cada Nación).[22] En contraste, nos dice Henríquez Ureña, la generación modernista escribe cuando los Estados nacionales ya están en proceso de solidificación; lentamente se apagan las guerras civiles, en el caso de México gracias a la fuerza del general Porfirio Díaz. Los modernistas mexicanos son gente de ciudad que viven al amparo del régimen, tienen una formación exquisita y una gran admiración por la cultura francesa; ya no tienen qué preocuparse por pelear y luchar al mismo tiempo, son escritores de profesión, y por eso abogarán por una visión del arte universalista y despolitizada y exigirán poner la literatura nacional ‘al día’ respecto a los avances de las literaturas europeas.[23] La posición realista y costumbrista muestra su vigencia con la llegada de la novela de la Revolución, que tiene un éxito impresionante. De esta manera, el gran debate entre realismo socialista y universalismo cosmopolita llega a México a la mitad de un siglo XX en donde los herederos del modernismo siguen discutiendo con los herederos de la novela revolucionaria.

3.3. La originalidad de Revueltas


Frente a esta situación, el José Revueltas de “Arte y cristianismo” responde a la pregunta de Hölderlin (“¿para qué poetas en tiempos de miseria?”) al decir que el arte moderno debe asumir su vocación de profecía que denuncia la forma injusta en que la vida está organizada. Revueltas podría responder a Celan diciendo que, «si hoy viniera un hombre con la barba de luz de los patriarcas», él no podría mantener la boca cerrada ante la masacre silenciosa que no comenzó en la 2ª Guerra ni terminó en los campos de concentración. Esto quiere decir que para Revueltas no hay arte por el arte: el “arte verdadero” no puede eludir su responsabilidad. Sin embargo, la responsabilidad del arte no está pensada en los términos simplistas del realismo socialista. Como dice Revueltas arriba, el arte de hoy sólo es político en la medida en que se ha identificado plenamente con lo humano, es decir, se ha convertido al hombre y se ha compadecido de sus sufrimientos; sólo por eso el arte de hoy es político, y en esto importa menos la alineación ideológica de cada escritor que su compromiso con lo humano, compromiso asumido como momento crítico que puede llevar al “arte verdadero” a mostrar lo doloroso de la experiencia humana de nuestro tiempo, y así a denunciar críticamente la forma en que está organizada la vida. En este sentido, podemos decir que para José Revueltas toda auténtica poesía es profecía.






[1] Cito por la siguiente versión: C. Vallejo, “El pan nuestro”, en Obra poética completa, La Habana, Casa de las Américas, 19753, pp. 42-43.
[2] J. Revueltas, “Arte y cristianismo: César Vallejo”, en Visión del Paricutín (y otras crónicas y reseñas), recopilación y notas de Andrea Revueltas y Philippe Cherón, México, Era, 1983, p. 195.
[3] Al citar la Biblia seguiré la traducción al cuidado de Eloino Nácar y Alberto Colunga: Sagrada Biblia, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 196010.
[4] Recordemos la descripción que hace Mateo del Juicio Final: “y dirá [el Padre] a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y para sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui peregrino, y no me alojasteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; estuve preso, y no me visitasteis. Entonces ellos responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, o peregrino, o enfermo, o en prisión, y no te socorrimos? Él les contestará diciendo: En verdad os digo que cuando dejasteis de hacer eso con uno de estos pequeñuelos, conmigo dejasteis de hacerlo” (Mt 25, 41-45).
[5] Justamente en la época de la Destrucción del Templo de Jerusalén, lo que Yavé le reprocha a los profetas es que se hayan olvidado de su misión crítica y se hayan dedicado mejor a adular a los poderosos, a ‘tranquilizarlos’ de sus abusos y a prometerles un futuro de riquezas (Ez 13, 10-23). No está de más recordar aquí que, según testimonio de Andrea Revueltas, su padre gustaba de burlarse del Partido Comunista al referirse a él como “el Templo”. A. Revueltas y Ph. Cherón, “José Revueltas: conciencia y crítica”, en Metapolítica, volúmen 9, número 41, mayo-junio 2005, p. 86.
[6] J. Revueltas, “Arte y cristianismo”, p. 193.
[7] Ibid., p. 195. Las cursivas son de Revueltas.
[8] J. Revueltas, “Arte y cristianismo”, pp. 194-195.
[9] Observemos el poderoso inicio de “Arte y cristianismo”, pp. 192-193: “Parece como si la vida eligiera a ciertos hombres, los tomara como expresión y conducto, para mostrar todo el dolor, todo el sufrimiento y toda la alegría existentes. Estos hombres arrastran su vida personal como si no les perteneciera, como si les hubiese sido dada en préstamos para devolverla en gritos, en sollozos, en maldiciones y en bendiciones. Viven por todos los demás, lloran por todos los demás, enseñan el camino de la perdición o de la salvación, pero ellos están allí, fieles a un sino de cierta biología que los hace ser el corazón mismo de las gentes; que hace de ellos los sacrificados, los Cristos de todas las pasiones (...) Estos hombres son los artistas, líderes de la pasión, encargados de reír o de llorar por todos los demás hombres”
[10] J. Revueltas, “Arte y cristianismo”, p. 193.
[11] En el párrafo aludido, Revueltas se lanza a considerar esto a partir del ejemplo de Dostoievsky, que ideológicamente se mostraba cercano al paneslavismo y a ciertas posiciones conservadoras, pero cuyas obras muestran descarnadamente la experiencia dolorosa de nuestro tiempo; lo importante, nos dice Revueltas, no está en la adherencia de Dostoievsky a tal o cual ideología, sino en la manera en que su literatura ayuda a iluminar lo humano, y a partir de esto a pensar la realidad de manera crítica.
[12] F. Hölderlin, “Pan y vino”, núm. 7, v. 14, en Las grandes elegías, trad. Jenaro Talens, Madrid, Editorial Hiperión, 19944, p. 115.
[13] Véase J. Arnaldo, “El movimiento romántico” en V. Bozal (ed.), Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas, vol. I, 2ª. ed., Madrid, Visor, 2000, pp. 201-211. Sobre Schiller, J. M. Valverde, Breve historia y antología de la estética, Barcelona, Ariel, 1987, pp. 153-155; V. Jarque, “Schiller”, en V. Bozal (ed.), Historia..., cit., pp 239-244.
[14] El poema de Celan se llama “Tubinga, Enero” y alude a la muerte de Hölderlin en la Torre de Tubinga, después de varios años de locura (al final sólo repetía la palabra “Pallaksch”, que traducido al español es “sí y no”). Vale la pena recordar los últimos versos: “Si viniera,/ si viniera un hombre,/ si viniera un hombre hoy al mundo/ con la barba de luz/ de los patriarcas:/ él podría,/ si hablase de este tiempo,/ él podría sólo/ balbucir, balbucir,/ una y otra, una y otra,/ vez, vez./ (‘Pallaksch. Pallaksch.’)”. P. Celan, “Tubinga, Enero”, en Paul Celán. Una cicatriz que no se cierra, presentación y traducción de José María Pérez Gay, en el sitio internet Nexos virtual, dirección internet:
http://www.nexos.com.mx/internos/saladelectura/visionalemana, fecha de recuperación: junio de 2000.
[15] La historia de las primeras vanguardias ha sido reconstruida por M. Calinescu, Cinco caras de la modernidad, trad. M. T. Beguiristain, Madrid, Tecnos, 1991.
[16] En la pintura, este proceso ha sido descrito con claridad por S. Guilbaut, How New York stole the idea of the Avant-Garde, Chicago, Chicago University Press, 1993.
[17] Es por eso que se dice que el siglo XIX es el origen de nuestra idea moderna de arte. V. Bozal, “Orígenes de la estética moderna”, en V. Bozal (ed.), op. cit., vol. I, pp. 19-31.
[18] La formación de esta estética en los Estados Unidos y su proyección en América Latina como parte de las guerras culturales del siglo XX han sido descritas en un libro fundamental: J. Franco, Decadencia y caída de la ciudad letrada, trad. H. Silva, Madrid, Debate, 2003, pp. 45-77.
[19] E. Castro Cid apud J. Franco, op. cit., p. 65.
[20] Ibid., pp. 60-61.
[21] P. Henríquez Ureña, Las corrientes literarias en la América hispánica, trad. J. Díez-Canedo, México, FCE, 1949, pp. 165-166.
[22] J. L. Martínez, La expresión nacional, nueva versión, México, CNCA, 1993.
[23] En un artículo de 1876, Manuel Gutiérrez Nájera codificaba este debate bajo la lucha entre «espiritualismo» y «materialismo»; la primera es la postura de su generación, que busca un arte puro, sin condicionamientos políticos o referencias a la realidad social, mientras que la segunda es la postura de los críticos de esta generación, que piden que el arte tenga una función en la sociedad y por tanto, a decir de Gutiérrez Nájera, están degradando el arte. M. Gutiérrez Nájera, “El arte y el materialismo”, en Obras I, Crítica literaria. Ideas y temas literarios. Literatura mexicana, México, UNAM, 1995 (Nueva Biblioteca Méxicana, 4), pp. 49-64.